La sangre de Cristo

“Habló Jehová a Moisés y a Aarón en la tierra de Egipto, diciendo: Este mes os será principio de los meses; para vosotros será éste el primero en los meses del año. Hablad a toda la congregación de Israel, diciendo: En el diez de este mes tómese cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia. Mas si la familia fuere tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero. El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras. Y lo guardaréis hasta el día catorce de este mes, y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes. Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer. Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura; con hierbas amargas lo comerán. Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza con sus pies y sus entrañas. Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana, lo quemaréis en el fuego. Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente; es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.

Porque Jehová pasará hiriendo a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes, pasará Jehová aquella puerta, y no dejará entrar al heridor en vuestras casas para herir.

Se comerá en una casa, y no llevarás de aquella carne fuera de ella, ni quebraréis hueso suyo.”
Éxodo 12:1-12, 23, 46 RVR1960

En este capítulo se habla de la Pascua y de la última plaga que afectaría a Egipto en este capítulo se describe como se debería de utilizar la sangre del cordero y como se debería de comer la carne.
La última plaga trata de la muerte de los primogénitos de Egipto, pero antes de eso Dios les da unas instrucciones para diferenciar a los 2 pueblos y que el ángel de la muerta no les tocará.
Se habla de un cordero sin defecto y sin que le quebraran un solo hueso, deberían marcar con la sangre de ese cordero la puerta y no entrará el ángel de la muerte, no era un cordero cualquiera precisamente esas características son las mismas características que Jesus tenía para si crucifixión (Jn 19:36, Isa 53)
La sangre era la señal que tenían que poner para que el ángel no tocará esa casa y fueran salvados de la muerte.
Jesus fue muerto durante la pascua (1 Co 5:7) cumpliendo esa salvación para siempre. Actualmente la Santa Cena es la que sustituye la pascua para todos aquellos que creemos en Cristo.
La sangre estaba como una señal de salvación, Egipto no tenía esa señal y es por eso que el ángel mato a los primogénitos de todos ellos.
Pascua significa pasar de largo, porque el ángel de la muerte pasaba de largo con los Israelitas y solo Egipto sufrió está perdida. Dios hizo diferencia entre los que no eran del pueblo de Dios y los que si eran y actualmente Dios hace prácticamente lo mismo el día de hoy a través de la sangre de Cristo.
El Egipto de hoy actualmente es el mundo inconverso que no cree en Cristo e Israel representa a los que hemos creido en Cristo y recibimos su salvación (Dr 4:37, Jn 3:16).
Los hijos primogénitos de los hebreos fueron librados de la muerte no por buenos si no porque Dios los escogió y los amo por una promesa de Abraham que Dios amo y extendió su misericordia a su descendencia.
Nosotros somos salvos porque Dios nos escogió y nos amó por la extensión de la misma misericordia y debemos de amarlo a El para que esa misericordia se extendida a las generaciones venideras.
Dos ya derramó su sangre por nosotros y nosotros podemos ser salvos del juicio de Dios si mantenemos esa sangre en el dintel de nuestras puertas espirituales de nuestra vida.
Todo esto sucede por qué Dios nos ama, esa sangre que ha sido derramada por nosotros no solamente nos protege del angel de la muerte sino que también nos da salvación.

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