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Mostrando entradas de agosto, 2016

Mi verdadera relación con Cristo

Mi amado es mío, y yo suya; Él apacienta entre lirios. Cantares 2:16 RVR1960 En el contexto de estos versículos, vemos la relación de la sunamita con el rey, particularmente en el primer versículo habla de la pertenencia y familiaridad que tenía la sunamita con el rey. Esa pertenencia donde la sunamita es uno con el rey pero la sunamita es el centro de atención. Nosotros debemos darnos cuenta como es nuestra relación para con Cristo, tal vez estamos como la sunamita, Cristo es mío y por lo tanto provocamos una relación efímera porque: 1. Condicionamos el amor: si me das yo te amo.... O si haces esto.... Yo te sirvo, esta relación no es duradera puesto que si no se da lo que pedimos nos alejamos. 2. Basándose en las bendiciones y no en Dios: cuando se nos olvida al proveedor y nos centramos en las bendiciones. Cuando estás declinan nos sentimos no amados por Dios y nos alejamos. 3. Queremos ser el centro de atención, donde queremos que Dios esté a nuestro servicio para satisfacer

La oracion eficaz

Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; 2 Cro 7:15 RVR1960 En el contexto de este versículo, Dios prometió a Salomón que estaría en el templo que le había construido e hizo un pacto con el y el pueblo que gobernaba para bendecirlos y protegerlos. El prometió que iba a escuchar las oraciones, desde ese lugar, pero para ello se requerirán ciertos requisitos los cuales están escritos en el versículo anterior. si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. 2 Crónicas 7:14 RVR1960 1. Humillarse: que implica que aceptemos que lo necesitamos y que nos ayude. 2. Orar y buscar el rostro: que implica orar fervientemente hasta encontrar el rostro de Dios. 3. Arrepentimiento: que implica dejar lo que no agrada a Dios para ser bendecido. Esta promesa es vigente aún el día de hoy, y si

Cuando tu responsabilidad es menos importante que tu santidad

Lo loDe ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Éste hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda. 2 Crónicas 34:1‭-‬2 RVR1960 La responsabilidad debe de ir junto con la santidad, no se puede realizar una sin la otra. La santidad implica la necesidad de la búsqueda y como resultado la llenura de su Espíritu. La responsabilidad es realizar las cosas de la manera correcta. No puede separarse la santidad de la responsabilidad. Josías había nacido en medio de un reinado de maldad, donde Dios había prometido destruir a Israel, en el tiempo donde Israel estaba maldecido por Dios, Josías vivió sus primeros 8 años en medio de esa maldad y durante este tiempo es permeado por la maldad, y el decide sacudirse de ello. Empezó a ver la situaciones malas y evaluó que no le convenía vivir de esa manera. Es por eso que buscó esa necesidad de despojarse de la maldad. En

Golpeando las aguas para pasar en seco

Aconteció que cuando quiso Jehová alzar a Elías en un torbellino al cielo, Elías venía con Eliseo de Gilgal. Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el. Y Eliseo dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Descendieron, pues, a Bet-el. Y saliendo a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Bet-el, le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? Y él dijo: Sí, yo lo sé; callad.  Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Vinieron, pues, a Jericó. Y se acercaron a Eliseo los hijos de los profetas que estaban en Jericó, y le dijeron: ¿Sabes que Jehová te quitará hoy a tu señor de sobre ti? Él respondió: Sí, yo lo sé; callad.  Y Elías le dijo: Te ruego que te quedes aquí, porque Jehová me ha enviado al Jordán. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejaré. Fueron, pues, ambos. Y vinieron cincuenta var