El amor, la prueba de autenticidad

El amor, la prueba de autenticidad. Juan 13:35
El amor, la prueba de autenticidad




“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

Juan 13:34-35 (VRV 1960)


¿Cómo podemos definir si un producto en el mercado es original o es una copia falsa? ¿Cuál es su prueba de autenticidad?

Hay ciertas características que pueden identificar a un producto como original, tales como la etiqueta, el holograma, el certificado de autenticidad, la calidad de la materia prima, etc.

En un mundo en el que desgraciadamente la piratería es cada vez más común, de pronto puede resultar complicado identificar si el producto que estamos adquiriendo es realmente original o es una copia.

Esto puede llegar a pasar muy comúnmente con la ropa, los zapatos, artículos de belleza, aparatos electrónicos, entre otras muchas cosas más y ¡cada vez son más hábiles para hacer copias casi exactas a las originales! Pero por muy buena que sea la copia, siempre habrá algo que nos indique su falta de autenticidad.

En algunos casos es perceptible a simple vista, pero en otros, no nos damos cuenta hasta que tristemente el producto se rompe, se descompone o simplemente no funciona.

¡Todo sale a la luz tarde o temprano!


¿Y qué pasa con nosotros, los seguidores de Cristo? ¿Qué distingue a un cristiano “original” de una “copia ”? ¿Cuál es la marca de identificación, el empaque, etiqueta, logotipo, holograma y certificado de autenticidad?

¿Realmente somos auténticos seguidores de Cristo o sólo somos piratería?



I. EL ÚLTIMO MANDAMIENTO DE JESUCRISTO

En el evangelio Juan, capítulo 13 se relata el momento en el que Jesús se encuentra reunido con sus discípulos, sabiendo que su hora había llegado. En ese momento, así como un padre amoroso se despide de sus hijos porque debe irse lejos de ellos, se dirige a sus discípulos con una expresión de amor: “hijitos míos, ya no estaré mucho tiempo con vosotros”.

En ese momento, un padre desea expresar todo su amor a sus pequeños hijos a través de sus consejos sabios, diciendo: “hijito mío, pórtate bien, obedece a tu mamá, haces tus tareas y por favor, no hagas travesuras a tus hermanos”.

Así mismo, Jesucristo, como un padre amoroso despidiéndose de sus hijos, les dice a sus discípulos:
“Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros”. En realidad Jesús estaba diciendo: “hijitos míos, por favor pórtense bien, perdonen a sus hermanos, ámense incondicionalmente”. Les dice esto porque sabe que eso era lo mejor para sus hijos.

En Marcos 12:29-31 Jesucristo dice:

29 El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es.
30 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.

El primer mandamiento es amar a Dios con todo tu ser. Y el segundo, es amar a tu prójimo como a ti mismo. Éstas son las dos prioridades en las que todo cristiano debe enfocarse en desarrollar a lo largo de su vida: amar a Dios y amar a su prójimo. 


La biblia no nos dice: “ama a los que te aman” o “ama a los que son buenos contigo”. Más bien dice: “ámense unos a otros”.

Esto implica que no debes hacer distinción de nadie en tu vida.

Implica amar a toda aquella persona que se cruza por tu camino, ya sea tu familia, tus padres, tus amigos, tu esposo o esposa, tus hermanos de la iglesia, tus pastores, tus hijos, tus vecinos, tus jefes, tus compañeros de trabajo, tus maestros, el que vende las tortas, el que pide limosna, el niño que te rechaza en la escuela, el que se burla de ti porque estás gordo, el que te insulta, el que te grita, el que desea lo peor para ti, el que no es honesto contigo, el que te engaña,  el que te da puñaladas por la espalda, el que te miente, el que te aborrece, el que te hace mucho daño… Es decir, ¡todos!

¿Y qué significa “amar”?

Vamos a entender el origen…

En griego hay cuatro palabras que suelen traducirse como “amor”, y cada una de ellas tiene diferentes aplicaciones o significados, dependiendo del contexto en el que se utilicen, por ejemplo:

• Eros. Amor erótico, sexual o romántico. Es un sentimiento pasional que se desarrolla por tu pareja

• Estorgué.  Un sentimiento basado en una relación consanguínea, de lazos familiares
• Philia. Un afectuoso amor de amistad basado en aprecio mutuo. Un sentimiento de amistad cercana o un amor fraternal, de hermandad.
Ágape. Es un acto de buena voluntad, benevolencia y placer voluntario en el objeto del amor. Nótese que este tipo de amor no se describe como un sentimiento (como es el caso de los tres anteriores), sino más bien como un acto de voluntad, es decir, es una decisión que tomas conscientemente para procurar el bien de los demás.

Se distingue de los otros tipos de amor por su elevada naturaleza moral y el carácter fuerte.

En el nuevo testamento, Ágape se usa para describir el amor que es de Dios y que viene de Él, cuya naturaleza misma es el amor: "… Dios es amor"

1 Juan 4:8
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”.
(Dios es Ágape)


II. AMAR COMO JESUCRISTO NOS AMÓ


Dios no simplemente ama, ¡Él es amor! Todo lo que Dios hace, brota de su naturaleza de amor.

Romanos 8:28
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Y sin duda alguna, el amor de Dios se muestra más claramente en la cruz.


Romanos 5:8
 “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”


Nosotros no merecíamos tal sacrificio de parte de Dios. Nosotros somos indignos de su generoso amor. Y sin embargo, Él culminó este acto de incomparable amor por el bien tuyo y mío, por nuestra salvación. Él lo hizo por amor. Se sacrificó a sí mismo en la cruz por aquellos que Él ama.

Éste es el amor Ágape de Dios.

El amor ágape tiene que ver con la mente. No es una emoción que se desata espontáneamente en nuestros corazones. Ese tipo de amor es fácil: amar a quien te ama y desear el bien a quien de ayuda…

Pero ágape se relaciona directamente con la voluntad.

Este amor es una conquista, una victoria y toda una proeza que requiere mucho carácter, fortaleza  y decisión!!!

¡De manera natural no puedes amar a tus enemigos! Pero al llegar a hacerlo, es una auténtica conquista de todas nuestras inclinaciones naturales y emocionales. Es la capacidad de amar lo indeseable, lo desagradable, de amar a la gente que no nos gusta, de amar a tu más grande enemigo.

¡¡Ese es el tipo de amor que Dios espera que tú y yo desarrollemos por nuestro prójimo!!

Ese amor que duele, que se desgarra, que se entrega, que se sacrifica, que perdona mil y un millón de veces y que pone el bienestar de los demás por encima del nuestro. Un amor de convicción, un amor que brota de la mente, y no del corazón.



III. LA ÚNICA PRUEBA DE AUTENTICIDAD


Este tipo de amor no viene a nosotros de una manera natural, pues como seres humanos pecadores, alejados de Dios, somos incapaces de producir ese tipo de amor. No podemos dar lo que no tenemos, ni mucho menos lo que no somos.

Si hemos de amar como Dios ama, la única fuente puede provenir de Dios mismo, la fuente del amor eterno, la fuente del amor ágape.


Romanos 5:5
“…Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”

Gálatas 5:22-23
“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…”


¡Esta es la prueba de autenticidad!


Juan 13:35 
“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.”

“En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis >ágape< los unos con los otros.”

1 Juan 4:20
“Si alguno dice: yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso.”


Esta es la única y verdadera prueba de autenticidad de un cristiano.

1 Juan 3:16
"En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos”

Recuerda que la palabra de Dios dice en Romanos 12:17-21

17 No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.
18 Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.
19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.
20 Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza.
21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.


Mateo 5:44
“Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;”


El amor de Dios hacia nosotros es incondicional. Su naturaleza de amor nos ha dado salvación y vida eterna, pues se ha entregado a sí mismo por amor.

Jesucristo decidió amarnos y dar su vida por nosotros. Sin importar el rechazo, sin importar el dolor, sin importar los insultos, el menosprecio o la muerte.

Como sus hijos y al ser llenos del Espíritu Santo, ésta es nuestra prueba de autenticidad. Es nuestro holograma, el certificado que avala si realmente somos hijos de Dios o sólo somos una copia de piratería cristiana: ¡el amor otorgado a nosotros a través de su Espíritu Santo!

• Si eres capaz de amar a otra persona, de entregarte y dar tu vida por ella, sin importar si ella te quiere o no
• Si puedes poner su bienestar por encima de tus intereses personales
• Si eres capaz de amarla sin importar si te grita, te insulta, te engaña, se burla de ti o te menosprecia
• Si puedes amar a pesar del dolor, de la soledad, del sentimiento de sentirte rechazado, menospreciado, engañado o juzgado
• Si eres capaz de perdonar un millón de veces, aun sabiendo que en el mismo instante en el que te da un abrazo, también te está dando una puñalada por la espalda

Éste es un auténtico desafío para nosotros los cristianos, pues es totalmente contrario a nuestra naturaleza humana, a toda emoción y a nuestro propio bienestar emocional. Pero con Dios todo es posible

La única manera de recibir el amor Ágape en nuestra vida, es recibiendo a Dios mismo en nuestros corazones. De la misma forma en la que los discípulos recibieron el Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Su Espíritu Santo nos da la fortaleza para ser capaces de amar de forma incondicional, así como Él lo ha hecho por nosotros. 


Visita nuestra página:

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL LOBO RAPAZ

EL MANTO APOSTÓLICO

LA BANDERA DE MEXICO: UNA DECLARACION PROFETICA